Yo era la hermosa
princesa del reino,
pero la reina
malvada llego al trono
y envidiosa de mi
belleza me mando ejecutar.
Pero yo asesine al
cazador,
clave mi espada en
su corazón y lo congelé.
Teñí la blanca
nieve de rojo,
rojo carmesí, nieve
carmesí.
Creo que es momento
de dejar de esconderse en profundos bosques,
es mi momento para
destronarla porque yo soy muy poderosa.
Empuñando mil
espadas,
creando un campo de
flores de hielo.
Yo derrotaré a la
reina malvada
y destruiré su
mágico espejo.
No soy una damisela
en apuros
ni necesito un
príncipe,
visto un vestido de
princesa
y empuña una espada
con elegancia.
Soy la cruz y la
sentencia de muerte
de la despiadada
tirana sentada en mi trono,
creo que es momento
de reclamar
todo aquello que me
pertenece.
Quiero mi corona de
diamantes,
quiero mi trono
rodeado de cadáveres,
quiero mi cetro de
poder
y quiero un espejo
mágico quebrado.
Soy la nueva reina
de piel como la nieve,
con cabello oscuro
como la noche,
y una espada que me
hace reclamar lo que es mío,
preciada y dulce
libertad.